De finos, suaves, relajados y blanquecinos trazos a mano de la acuarela, juntando personas en objetos, objetos en paisajes en ton pastel y paisajes en historia de forma simple pero grandiosa. Un carácter artístico perfectamente acorde con la historia.
Isao Takahata, cofundador, junto a Hayao Miyazaki, de los estudios Ghibli, con varios clásicos a sus espaldas como son Heidi, Marco o La tumba de las luciérnagas, nos contó allá en 1999 la vida de una familia común y normal, mostrando las relaciones paterno-filiales actuales sobre los cimientos del ya pasado carácter de susodichas relaciones con grandes personajes tan habituales como la abuela, los padres o los hijos, en tonalidades cómicas mezcladas con cierto melodrama sin desentonar un instante, ni un mero silbido. Todo ello bien acompañada de una buena música, a mano de Akkiko Yano, que no hace sino reafirma el carácter de la obra.
Como guinda del pastel el film se divide en capítulos concluidos con citas de afamados poetas del haiku japonés, la mayoría de ellos de Matsuo Basho, considerado el mayor poeta de este género. Les recomiendo prestarles gran atención.
En resumen, una obra cálida sobre la vida con fresco ritmo, les dejo un tráiler para que lo comprueben ustedes mismos.