Capítulo 2: Susana.

Entrad, entrad y dejad la confianza a fianza por la esperanza, os traigo mescolanza de certeza y crudeza, la terneza de la tristeza. Entrad, entrad y ved volverse en penumbra la oscuridad y en mentira la lealtad. Entrad, entrad y ver la realidad obviedad en la mendicidad de la mendacidad. Entrad, entrad y disfrutad del Fuego Blanco, de su satírico juego sádico, volved a las espadas, sombras y conjuras. Centenarios inocentes, inconscientes comediantes, imprudentes caminantes de los cementerios, anhelad la libertad de la felicidad sin complicidad ni soledad, la libertad de una felicidad en eternidad con la realidad. ¿Hallaréis la solución de redención cuando doble la campana?

— ¡Susana! ¡Susana!

¿Susana?, ¿la anciana?, cayó en el cementerio en un día demasiado tardío. Es ya un recuerdo roto a mostrar ante el rostro del resto para que sigan el rastro. Es ceniza en danza.

Vuelva, pues, a la vida hoy.

— ¡Ya voy!

Humo sois y humo os veréis.

2 comentaris:

Andresito!! ha dit...

Vaya, ha sido sorprendentemente corto! Les has dado fuerza argumental o una dirección más definida hacia lo que queremos pero quizás haya quedado semasiado poco personal para mi gusto. Aún así, me muero de ganas de ver como sigue esto

P.D: Perdón por mi falta de actividad bloguiana pero no había caido en que de campa no tendría acceso a internet.

Anònim ha dit...

Cuesta mucho escribir así, y más por estas fechas tan familiares como académicas.