En septiembre de 1889 Van Gogh se pintó en Saint-Rémy, en septiembre de 2009, en la cola hacia el parisense museo d’Orsay, le conocí. En un fondo enrocado en tono azulado angustiado, agitado y perturbado, embutido en un traje de líneas oscuras marcadas por un azul ligeramente más intenso, y entre su rojizo bello y cabello amueblando una piel sutilmente a pinceladas verdosas, sobre las facciones más marcadas de los hombres, aparecen sus ojos, uno rabioso y replicante, otro lloroso y miedoso, casi suplicante. No por nada, de sus numerosos autorretratos, es, probablemente, el más conocido.
3 comentaris:
Siempre me ha gustado bastante.
Este tipo siempre es una buena elección!
A mi me encanta, estoy impaciente por estudiarlo en clase de arte.
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