Soy consciente de mi fama de gracioso. Es cierto que siempre tengo una sonrisa en la cara, además me gusta transmitirle felicidad a la gente y que piensen que siempre estoy bien. La verdad es que me gusta realizar bromas y soy una persona irónica, pero no suelo ir con maldad. Pero la realidad es bastante distinta. Dentro de mí hay un mundo que nadie conoce. No soy esa persona risueña, alegre, que todos creen conocer. En el coche, con María, Ricardo y Raquel me lo he pasado bastante bien, la verdad. Quiero decir, no fingía que todo estaba bien y hacía bromas, sino que de verdad me sentía así. Desconozco la razón, pero últimamente estoy de bastante buen humor. Creo que ayuda la perspectiva de pasar un fin de semana rodeado gente que me cae bien, sin preocupaciones y lleno de buenos momentos. Ojalá la vida fuera siempre así. Sin embargo, soy consciente de que cuando acaben estos días, volveré a la cruda realidad, a esos momentos de completa soledad y nadie verá esa otra parte de mí. No importa, de momento voy a intentar pasarlo bien sin pensar en nada.
Mientras reflexionaba todo esto, me acerqué a Ricardo. Siempre me he llevado muy bien con él, pese a que en apariencia seamos tan distintos que la gente piensa que no podemos tener nada en común. Se había pasado el viaje observando por la ventana, completamente inmerso en sus pensamientos, como de costumbre.
La verdad es que no entendía nada, ni observaba ningún cambio en Susana. Sin embargo, enseguida supe que Ricardo tenía razón. Es muy observador y también la persona más intuitiva que he conocido nunca. No sé cómo lo hace, pero siempre tiene razón. Desde ese instante, miré a Susana con otros ojos, intentando ver lo mismo que Ricardo. Poco a poco, me di cuenta del cambio. En los ojos de Susana había una chispa de algo anormal, de algo que no era propio de ella, que no era natural. Intentaba hablar con todos y reír, pero, bajo esa capa de aparente normalidad, había algo que no encajaba. De repente tuve un mal presentimiento. Busqué a Ricardo con la mirada, y por la forma en que me miró supe que él estaba pensando lo mismo que yo. Suspiré. Quizás la cosa no iba tan bien como parecía hasta ahora…
Un escalofrío me sacudió de arriba abajo.
El resto seguía conversando tranquilamente, de forma que quedaban ocultos los ojos de Susana, bajo esa capa de falsa normalidad. Las chicas ya habían hecho su propio grupillo y estaban debatiendo entre ellas sobre si Adri y Nuria estaban liados o no. Me supo algo mal, ya que fui yo quien dijo eso por primera vez. La verdad es que no sabía si tenían algo o no, pero tampoco me importaba, eran mis amigos y mientras ellos fueran felices, me daba igual. Roberto, Jose Luis y Juanjo, siempre inseparables, estaban un poco más alejados, tal vez planeando alguna trastada de las suyas. Nada, que por mucho que intentara desviar mi atención pensando en otras cosas, en realidad no lograba distraerme y dejar de observar a Susana. El mal presentimiento no se iba. Dudé si lanzarme a la cerveza a ver si me despejaba la cabeza, si hablar con Ricardo aparte, o incluso pensé en salir huyendo. Decidí no preocuparme demasiado, al menos en apariencia, ni quitarle el ojo de encima a Susana. Simplemente esperaría. Las miradas de Ricardo y la mía se volvieron a cruzar y supe que él iba a hacer exactamente lo mismo. Bien, a ver lo que deparaba el día…
3 comentaris:
Bien se desarrolla esto, veremos qué cuentan Nuria y Adri.
Muy chulo Lucía! Me ha gustado la forma en la que lo has contado y transmitido! Felicidaes!! Ahora a ver como sigo la historia!
Gracias! Quiero ver cómo sigue la historia!
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